El cálculo es simple: si Ud. tiene alrededor de 45 años, ha estado dormido durante unos 15 años. Si es otra su edad, igual es fácil sacar la cuenta: aproximadamente un tercio de cada día, un tercio de cada año, un tercio de su vida. Y la pregunta que desde la antigüedad ha tenido distintas respuestas, -aunque todavía ninguna definitiva-, es: ¿para qué dormimos? Una parte del proceso parece clara: reparación de células, descanso de la maquinaria, recarga de energías... Sin embargo, según las últimas investigaciones de la Neurofisiología, nadie aún ha determinado qué es concretamente lo que restauramos. De hecho, nuestros registros metabólicos indican que gastamos muchísima energía mientras dormimos. Sobre todo los minutos durante los cuales soñamos (5 ó 6 veces por noche, unos 100 minutos cada 8 horas, lo recordemos o no) consumimos mucho más oxígeno que cuando estamos despiertos, y también la actividad cerebral es mayor, con un aumento correlativo del flujo sanguíneo.
Dado que todos los mamíferos sueñan (salvo, curiosamente, el oso hormiguero), los científicos deducen que el soñar ha de ser importan-tísimo, puesto que la evolución de las especies ha conservado intacta esa función a lo largo de todas sus mutaciones, siglo tras siglo. Francisco Varela, biólogo chileno radicado en los Estados Unidos que investiga los puntos de contacto entre la ciencia occidental y el Budismo, declara, en función de estos datos, que “...el sueño con REM [movimiento ocular rápido] es una actividad cognitiva fundamental. Es el lugar donde las personas pueden dedicarse al juego imaginario, probar diferentes argumentos, aprender nuevas posibilidades; un espacio innovador donde pueden surgir nuevas pautas y asociaciones, donde puede reelaborase todo lo experimentado.”
Dado que todos los mamíferos sueñan (salvo, curiosamente, el oso hormiguero), los científicos deducen que el soñar ha de ser importan-tísimo, puesto que la evolución de las especies ha conservado intacta esa función a lo largo de todas sus mutaciones, siglo tras siglo. Francisco Varela, biólogo chileno radicado en los Estados Unidos que investiga los puntos de contacto entre la ciencia occidental y el Budismo, declara, en función de estos datos, que “...el sueño con REM [movimiento ocular rápido] es una actividad cognitiva fundamental. Es el lugar donde las personas pueden dedicarse al juego imaginario, probar diferentes argumentos, aprender nuevas posibilidades; un espacio innovador donde pueden surgir nuevas pautas y asociaciones, donde puede reelaborase todo lo experimentado.”
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