7/2/10

El Wu Wei del Taoísmo y el arte de recordar los sueños

Hay quienes para poder recordar sus sueños necesitan simultáneamente trabajar sobre sí mismos un rasgo que resulta contraproducente para esa misión: la auto-sobreexigencia. Querer “atrapar” un sueño desde una actitud ansiosa y ejerciendo presión sobre sí mismo genera lo que se conoce como “efecto jabón mojado”: más se lo aprieta, más se escurre de entre las manos. Esto implica que el arte de recordar los sueños es, a la vez que algo beneficioso en sí mismo, un modo de aprender a tratarse mejor.

Si queremos “agarrar” nuestros sueños al despertar desde esa actitud ansiosa, posiblemente no sea lo único en la vida que enfrentamos de esa manera: suelen haber patrones de perfeccionismo y de excesiva expectación que nos hace ser internamente dependientes (a veces, de los afectos, otras, de obtener logros). Cuando queremos ingresar al mundo onírico (regido principalmente por el hemisferio cerebral derecho, creativo / sensitivo), sin darnos cuenta lo que hacemos es impulsar a que sea el hemisferio izquierdo quien quiere arrebatarle al derecho lo que él atesora. NO es ése el modo! El arte de recordar los sueños implica aprender a ingresar en puntas de pie dentro de sí mismo, gentilmente, como quien quisiera tomarle una foto a una bandada de pájaros al borde de un lago, deslizándose lentamente para no espantarlos. Ese trato gentil hacia sí mismo (lejano al narcisismo, y cercano, más bien, al concepto de establecer un diálogo amistoso con el propio Inconsciente, como lo sugieren distintas Tradiciones de Oriente), ofrece más bien como una consecuencia natural la posibilidad de recordar los sueños. Es decir: en vez de procurar “atrapar” el pájaro del sueño, permitirle que haga nido en nosotros, volviéndonos serenamente receptivos.

En los conceptos del Taoísmo hay una expresión aplicable a esta actitud que necesitamos aprender a desarrollar: Wu Wei, que podría traducirse como “hacer sin hacer”. Desde esta mirada, hay una atención amable, ajena al estresante deseo de logro, que nos lleva a observar sin juzgar, sin apurar, sin presionar, sin ejercer una intención tan intensa que haga que lo sutil termine huyendo. O sea; estar atento, mas sin forzar. Esta actitud, en verdad, es la que requiere cualquier asunto de la vida: el cultivo de los afectos, de una vocación, de un anhelo del alma… El Intento de recordar los sueños es, entonces, un buen campo de entrenamiento para cultivar el wu wei y relacionarse con la vida de una manera más sabia.

Quisiera traducirles un fragmento de Robert Bosnak, analista junguiano especializado en el trabajo sobre sueños, (quien ejerce su trabajo particularmente en Cambridge, Estados Unidos), nos da estas pautas sensatas en su libro “Traces in the wilderness of dreaming”, (Dell Publishing, New York 1997):

Observando el momento del despertar:

Conserve la intención de despertarse tan conscientemente como le sea posible. Trate de realmente experimentar la transición entre estar dormido y estar despierto. Cuando Ud. Se despierta, antes de que suene la alarma de su reloj, manténgase exactamente en la posición en que está, y observe el pasaje desde el estar dormido hacia el despertar. Sienta cómo su cuerpo se despierta. ¿Dónde hay tensiones? ¿Cómo siente su cabeza? ¿Su respiración? Y así… Haga esto todos los días durante una semana y decida no intentar recordar en absoluto ningún sueño. Lo único que importa es que observe el momento del despertar.

Preparándose para registrar sus sueños

Luego de completar una semana de este ejercicio previo, ponga un block de notas y una lapicera cerca de su cama. Deje a mano una linterna de luz suave (la luz fuerte es sólo para después leer lo que Ud. Haya escrito). También puede dejar junto a su cama un grabador.

Ahora repita el ejercicio previo, mientras al mismo tiempo toma conciencia que el block de notas o el grabador están pacientemente esperando cerca de su cama. No trate de recordar sueño alguno. Si alguno adviene de todos modos, regístrelo.

Registrando sus sueños

1) Ud. Despierta con fragmentos de un sueño que está aún vagamente latiendo a su alrededor. No salte a atrapar el sueño inmediatamente, sino que observe por un momento. Entonces, con los ojos cerrados, toe la lapicera y escriba exactamente lo que Ud. recuerde de esos fragmentos. Luego deténgase. Deje que su atención flote alrededor de esas imágenes. Frecuentemente emerge otra imagen del mismo sueño. Escríbala. A partir de este punto usualmente Ud. podrá desplegar el sueño completo.
2) Ud. despierta en mitad de la noche con un sueño completo y el sentimiento que hay demasiado en él y que posiblemente no pueda escribirlo todo. En este caso, registre los detalles más sobresalientes del sueño, con algunas breves palabras descriptivas para que hagan de soporte de la memoria. Luego vuelva a dormir. Si a la mañana Ud. una vaga idea sobre qué es lo que esta codificación le sugiere, es que esas palabras generales no fueron legiblemente registradas. En caso de recordarlas, muévase a través de las imágenes y sus espacios, y trate de escribir cada detalle más o menos discernible. Muchos sueños desaparecen si su registro no es legible.


3) Ud. despierta en la mañana con un sueño. Comienza a escribir la última escena y luego va remontándose hacia el inicio del sueño. O bien desde el principio hacia el final. No se esfuerce demasiado en conservar la secuencia exacta de la historia, pues podría perder los detalles de las imágenes. Lo ideal es describir las imágenes desde dentro de ellas; recién entonces tiene que buscar entorno a esas imágenes.

Al ducharse o mientras desayune imprima en su memoria el sueño más profundamente. Si así lo siente, puede contárselo a alguien. Cuando lo haga, es posible que recuerde cosas que habían permanecido al margen de su visión anteriormente. Mientras relate el sueño, ejercerá una mirada retrospectiva, sin ningún comentario de quien le escuche. Sentirse escuchado suele cambiar la perspectiva: Ud. aprende del sueño con el corazón, como si fuera un poema. El sueño empezará a ser como algo sin palabras, como fragancias, algo inspirador. De esta manera Ud. conserva el acceso a sus sueños durante el día. En cualquier momento (si va al baño, o cuando se quede solo por un instante), entre brevemente en su sueño. Recuerde cada detalle. Entonces, a la noche, justo antes de irse a dormir, muévase a través de su sueño una vez más. Buenas noches!”


Si, como lo afirman las Neurociencias, todos soñamos, todas las noches (y muchos sueños, entre 20 y 40 por noche), de alguna manera podría decirse que todos ejercemos el lenguaje de lo poético, de lo metafórico, de lo simbólico. Es en ese lenguaje no-racional que están guardadas las claves de lo que desconocemos de nosotros mismos, de lo que sabemos pero hemos olvidado, de lo que nuestro Inconsciente quiere informarnos y que requiere que aprendamos a escucharle bajo sus propias leyes: las del hemisferio cerebral derecho. No importa si uno aún no puede. No importa si uno puede, pero no siempre. El tema es practicar, practicar, practicar, pues sólo así se desarrollan las habilidades latentes que están a nuestro alcance, como el genio esperando que frotemos la lámpara. A practicar, entonces!

Autora: Lic. Virginia Gawel, http://www.centrotranspersonal.com.ar/ Permitida su reproducción citando esta fuente.

2 comentarios:

Ana dijo...

Yo registré por escrito mis sueños durante cinco años, en forma ininterrumpida. Ocupan veinte cuadernos. La mejor opción que encontré para no olvidarlos era irme a dormir con un grabador y, si despertaba en medio de un sueño, tomaba el grabador y lo contaba. Después, al escucharlo, me sorprendía el tono de mi voz porque estaban las emociones y sensaciones intactas. Fue una hermosa experiencia. Actualmente ya no recuerdo a diario mis sueños, pero cada tanto tengo alguno significativo que me da información sobre alguna cuestión que debo resolver en el momento o más adelante. Un abrazo Virginia!
Ana

PS: Estuve en el 2000 haciendo un taller de sueños con vos, en Salguero y Honduras.

Centro Transpersonal de Buenos Aires: dijo...

Gracias, Ana, por participar de este espacio convidando tu experiencia! Aprovecho a enviarte mi más cálido abrazo: Virginia

____________________________________
Convidando un pensamiento... Dicen los Unpanishads, un conjunto de textos hindúes escritos hace unos 2600 años, totalmente coincidente con la visión de que existe un Inconsciente más profundo: Víctor Frankl le llamó Inconsciente Espiritual, el psiquiatra italiano Roberto Assagioli Supraconsciente. Es necesario que la Psicología no lo ignore!: "Hay un Espíritu que permanece despierto cuando dormimos, que crea la maravilla de los sueños. Es el Espíritu que en verdad se llama el Inmortal. Todos los mundos descansan en ese Espíritu y nadie puede ir más allá de él." En el Zen le llaman "el Nonato": aquella parte de sí que no nació, pues no pertenece al tiempo. Por lo tanto, no puede morir...